ahora sí,
el ruido es blanco, como el del universo.

,volví a pensar en sillas colgando de los árboles y eso -casi como respirar- lo asocio a mi abuelo. el abuelo lucho.
no sé tanto de él y tampoco recuerdo tanto cómo era mi vinculo con él. sé que la única capaz de desafiarlo fui yo, según dice la
familia. y por supuesto que eso me reconforta.

la sillas me hacen acordar a él porque una vez, al pasar, en una reunión familiar en el patio de atrás de la casa del abuelo lucho y
la amada abuela nelly dijo; nadie en esta vida anda sin silla.

quedé impactada. yo, tenía constancia que yo andaba sin silla y había andado los primeros y últimos 8 años (en ese entonces) sin
silla propia.
tenía por supuesto en mi casa un juego de 6 o 4 sillas. pero no tenía la mía propia.
eso me genero confusión y de mis primeras crisis existenciales.

le empecé a preguntar a todas las personas de la familia si tenían sillas propias, algunxs me decían que sí. “esa es mi silla”, “yo
tengo la silla azul que tiene una marca, esa es mía”, “la blanca que está en el patio de casa, esa es mía” y así.
lxs adultxs tenían sillas!!

¿seríamos nosotrxs les nixs y lxs casi adultxs los que no tendríamos sillas? ¿sería un privilegio de lxs adlutxs?
ni siquiera sabía
diferenciar entre casi adultx y adultx para ese momento de mi vida, pero entendía que mis primas y mi hermana entraban en esa
categoría.

dejé el tema por un rato, no con alegría.
volví el lunes a mi escuela, enseguida le pregunté a la maestrea (yo la quería normal) si ella tenía una silla propia. tenía la de
tejer.

una tarde fui a la biblioteca a leer, era una de las cosas que más me gustaba después del fulbito en la cancha pegada a casa. elegí un libro de un oso, no me acuerdo tanto de qué iba la trama pero el oso tenía una silla propia……………………….. eso me volvió loca. no terminé el libro, me fui a
casa enfurecida con mi abuelo lucho. ¿él nos estaba tomando por menos que nadie?.

en ese entonces no me llevaba tan bien con mi padre, él era un poco severo en su crianza y trato y además tenía una silla. por
supuesto que no me iba a entender. le pedí si podía llamar a la abuela nelly. me dijo que sí, y le pedí que por favor me discara el
número (en ese entonces me negaba a recordar códigos numéricos).

tuuuuuu tuuuuuu tuuuuuu
tuuuuuu
tuuuuuuu
tuuuuuuuuuuuu
si hola.
abuela por qué no tengo silla?
mi amor como está?
mal, no tengo silla.
qué? tus padres vendieron el juego de muebles?
no, el abuelo dijo que nadie en la vida anda sin silla y yo no tengo mi silla propia.
qué?
que no tengo mi silla abuela.

risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas
risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas risas..

la abuela solía llorar de risa, yo en cambio no me reía tanto y era niña. no me acuerdo como siguió la charla, se que me olvidé del
tema en cuanto corté. mi abuela tenía otro fascinante don; el de darme las respuestas más reales a la vez que metafóricas, cuidadosas y
convincentes del planeta.

hace más que un par de meses hablamos por teléfono, en ese momento yo estaba en uno de los cambios -probalemente- más grandes de mi
historia. y como todo cambio grande es muy difícil acomodarse, encontrarse un lugar, habitar más o menos cómoda el mundo.

y le dije que estaba como hacía 18 años atrás; sin silla, sin lugar, sin presencia en lo colectivo, en el circulo…. estuve 18 años
para descifrar lo que había querido decir el abuelo, d i e s c i o c h o a ñ o s.
nadie en esta vida anda sin silla y usted tampoco, me dijo cuando hablábamos por teléfono.

hace más que unos pocos meses fui a su casa.
no encontré a mi abuela, pero encontré su historia en cuadernos, en su ropa, en sus cajas, en sus plantas. y también encontré un
cuaderno viejo, viejísimo. es que ella los guardaba como tesoros. cada cuaderno tiene en su tapa el año que lo usó.
estuve revisando un poco, la quería encontrar en todos los lugares posibles. agarré al azar el cuaderno del año 2002. revisé página
por página, pero no leí página por página.
solo un par me llamaron la atención y en una hoja casualmente tenía escrito;

nadie en esta vida anda sin silla.
Abuelo Lucho, Noviembre 2002.